- DÍA 1 -

Comienza el proyecto de investigación después de toda la preparación y del ¡infierno de cerrar horarios!¡Por fin!

Mariví Ibarrola. Fotografía: Sipeco

 A las 10 de mañana me había citado en la U.N.E.D con la fotógrafa y periodista Mariví Ibarrola, estaba tan nerviosa, perdida y asustada que no he sido capaz ni de tomarme un café antes de salir de casa. Bueno, por eso y porque me he quedado dormida más de la cuenta, pero seguro que los nervios tienen mucho que ver con eso también. Sin embargo, he salido con más energía y ganas que nunca. El sol brillaba, la gente sonreía por las calles de Lavapiés, los pajaritos tarareaban canciones de “EL KANKA” (a la voz M de mi cabeza le encanta). Por cierto, oigo voces, iros acostumbrando. Mi paso era raudo y veloz cual centella para evitar la posibilidad de llegar con retraso. En menos de diez minutos había llegado. Mi voz J2 me recuerda que vivo a 5 minutos, siempre tan quisquillosa… ¡pero ni ella me va a quitar la alegría hoy! 

Llego, me encuentro a Mariví, sonriente. Dos besos. Se sienta en un banco y me pide que le explique el proyecto. Lo hago. Intento parecer segura y con las ideas claras. Mi voz J1 cree que lo hemos hecho bien, J2 no está segura y M ya está fascinada con las fotografías de la exposición. ¡Idea! Documentaré gráficamente todo el proceso. ¡Soy la leche! Mariví me guía (un auténtico lujo) por su exposición fotográfica De Lavapiés a la Cabeza, un repaso muy personal del barrio en los años 80. Mariví es vitalidad, cariño, morriña y pasión al hablar de su trabajo. Me siento joven al observar cuánto ha cambiado el barrio, sus comercios, sus calles, sus costumbres, sus gentes… Veo mi barrio, pero no.

Por supuesto, al terminar el encuentro, me he acercado a la Librería Del Mercadoy me he vuelto a casa con un ejemplar de su libro. 

Después de 2 horas maravillosas le pido a Mariví una entrevista más personal, mira su reloj y, tras un silencio horroroso, me dice que sí. J2 ya se ha puesto nerviosa.

Rápido. Cafetería. Terraza. Uno con leche y un cortado. El café con leche que sea con hielo, por favor. Nunca he hecho una entrevista. ¿Cómo se hace? No da tiempo a colocar la cámara y grabar. ¡Mierda! No pasa nada. Llega la voz H a mi cabeza. Ahora somos cuatro. Que follón. Resulta que H ya conocía a Mariví, una larga historia, ya la contaré en otro momento. Coloco la grabadora. Comenzamos.

 De Lavapiés a la Cabeza. Fotografía: Sipeco

Tengo poco tiempo, debo ser incisiva, muy concreta y preocuparme únicamente de lo importante para el proyecto, pero dejarla hablar con libertad. Hago la primera pregunta: ¿Qué nos puedes contar de tu vida en el barrio?... Bravo… Brillante… Os recuerdo que Mariví es periodista y ha hecho muchas entrevistas. Sorprendentemente no se va corriendo y contesta. “Total, peor no lo puede hacer” pensará, qué maja ella. Tras la primera cagada me relajo y hablamos de su trayectoria y experiencia como una de las primeras fotoperiodistas del país, del barrio, de la mujer en el mundo laboral, de la situación de la mujer hace años y en la actualidad, de la maternidad… Tras media hora de un periodismo al estilo “Watergate”, Mariví se va porque tiene que ir a correos o algo así. Hasta pronto, Mariví, un placer conocerte. Voy corriendo a comprarme su libro, me tomo un poleo y, mientras lo ojeo, me quedo analizando como ha ido la mañana. J1 tiene confianza y susto a partes iguales, aunque está más tranquila después de este primer día. J2 ha visto una pequeña luz pequeña, muy pequeña, pero que muy pequeña. M está fastidiada por no haber podido grabar la entrevista. Y H… pues H todavía no se entera muy bien de que va la cosa, pobrecilla… Es su primer día en mi cabeza, no sabe dónde se ha metido, pero se lo explico y parece entusiasmada. 

La conclusión es que Mariví es mi primera mujer del barrio y que esto será duro y enriquecedor a partes iguales. ¡Qué maravilla de profesión! Gritan J1, M Y H.  J2 todavía está pensando en la primera pregunta.

Hasta aquí el primer día.

P.D: Elvira mañana te espero en la Biblioteca Regional. ¡Estoy haciendo muchas fotos!